<<Jugamos de día, viajamos de noche.>> Regresamos de Lugo con la incertidumbre de no saber si hemos perdido o nos han ganado. Hemos jugado contra el líder y han sabido estar a la altura del sustantivo que la propia tabla les otorga. En mi cabeza solo ronda una frase: “Mi equipo, campeón”. La escribo en el teléfono, apago la pantalla y retomo el paisaje que nos acompaña tras el cristal. Supongo que en estos momentos todas, para nuestros adentros, tenemos un pensamiento común, aunque nadie hable de ello. En lugar de eso nos sonreímos unas a otras al cruzarnos por el pasillo del Autobús. Desde el fondo, donde nos sentamos las más jóvenes, puedo verlo. También hay quienes se chocan las cinco al pasar por los asientos… Y así volvemos, poco a poco, a la calma. “Tal vez, si hubiese metido aquel tiro…”, “Si en aquella defensa hubiese sido capaz de dar un pasito más, un metro menos para que no tirase tan liberada…” Y así, poco a poco, regresamos a casa.
“Oficio y Sacrificio” | Foto: @IRUKLugo
Incluso las derrotas es algo que no cambiaría de este deporte, siquiera las más crueles, como ante Ensino. Anda que no hay formas y formas de perder, ya lo decía el columnista Pedro Simón: “Llegado el caso, uno puede no lograr su objetivo y quedarse sin la victoria, pero nunca, jamás, perder la categoría.” Ha sido un día cansado, será que solo tengo ojos para ver lo bueno de los míos o es que realmente vamos por el buen camino, pero de todo esto yo me quedo con una sola cosa: Hay que saber al lado de quienes merece la pena perder. Mi equipo, campeón.