El pasado sábado, el Pabellón Universitario de Pontevedra acogió el enfrentamiento entre dos equipos de la misma casa: el Cadete A y el Cadete B del Arxil, que se encuentran en la parte alta de la clasificación de la Liga Regular de la Segunda División Cadete Femenina Un encuentro marcado por la intensidad, el buen baloncesto y una afición compartida que disfrutó de un duelo vibrante.
Desde el primer minuto, ambos equipos saltaron a la pista con la intención de demostrar el trabajo que realizan semanalmente en los entrenamientos. Con una energía característica de los derbis internos, cada conjunto ofreció su mejor versión desde el inicio, buscando hacerse con el control del ritmo del partido.
El Cadete A, con mayor acierto en ataque y un ritmo más elevado, logró abrir una brecha en el marcador. Sin embargo, el Cadete B no se dio por vencido y luchó constantemente por recortar distancias. Cada equipo tuvo momentos en los que logró liderar el juego, pero al descanso, el marcador reflejaba un 33 a 28, resultado abierto, dejando todo por decidir en la segunda mitad.
La segunda mitad mantuvo la misma tónica que los primeros dos cuartos: intensidad, alternancias en el dominio del juego y un alto nivel competitivo por parte de ambos equipos. El Cadete A intentó imponer su experiencia y coordinación, mientras que el Cadete B respondía con un esfuerzo incansable que no les permitió perderle la cara al partido en ningún momento.
Fue en los minutos finales cuando el Cadete A dio un paso adelante, aprovechando su mayor precisión y solidez en ataque para estirar la ventaja en el marcador. A pesar de los intentos constantes del Cadete B para volver al partido, el tiempo no jugó a su favor, y el resultado final terminó inclinándose del lado del Cadete A.
El encuentro no solo dejó un marcador final, sino también una muestra del compromiso y trabajo en equipo que define a ambos conjuntos. Cada jugadora puso su mejor baloncesto sobre la pista, dejando claro que el Arxil tiene en sus filas una generación prometedora que continuará dando alegrías al club.
Este emocionante partido sirvió para reforzar los valores de competición sana y espíritu deportivo que caracterizan al Arxil, un club que sigue demostrando que el trabajo en equipo y la formación son pilares fundamentales de su éxito. Con partidos como este, queda claro que el futuro del baloncesto femenino en Pontevedra está asegurado.