Para la santiaguesa Nerea Liste, venir a Pontevedra para vestir los colores del Arxil suponía un nuevo capítulo en el desarrollo de su carrera deportiva. Con los estudios de Fisioterapia en el campus universitario como principal atractivo, en la ciudad del Lérez encontró a una valedora que le permitió florecer, para pasar de un papel secundario en su anterior equipo a ser una de las líderes del conjunto verde. Su nombre era Maite Méndez, histórica fundadora del club pontevedrés que falleció hace justo un año.
«Yo estuve tres años con ella, pero para todas era una madre. Por ejemplo, recuerdo estar enferma, decirle que me encontraba mal y ella me llamaba para decirme que si necesitaba cualquier cosa, ahí estaba», rememora Liste, a punto de rematar con el Arxil su cuarta temporada en plena explosión individual de rendimiento, al figurar en su primera campaña en esta competición en el top-10 de varias clasificaciones individuales de la Liga Femenina Challenge y conseguir ser en dos ocasiones la MVP (jugadora con más valoración) de la jornada.
Una categoría, la de la división de plata del baloncesto nacional, que el conjunto pontevedrés aspiraba a jugar en las últimas temporadas de Méndez al frente del banquillo arxilista. Cuando el proyecto alcanzaba su madurez, con el equipo a punto de jugar la fase de ascenso a dicha liga, el mundo de la entidad pegó un vuelco con el fallecimiento de la entrenadora a los 62 años de edad. «Para todos fue muy duro estar sin Maite. Para el staff, las jugadoras, la directiva y la cantera, todo el club. Maite era la jefa. La que dirigía todo», recuerda la jugadora, que destaca cómo el equipo se rehizo para llegar al partido por el ascenso al salir airosas de un triple empate por 14 puntos, el número que Méndez lucía en su época de corto.
«Estábamos todas en el tanatorio de Maite y a cada persona que le preguntaban, nosotras decíamos que íbamos a jugar y a ganar por Maite. Si nosotras dijéramos que no jugáramos, ella no nos lo hubiese perdonado», explica Liste, una de las abanderadas del difícil año del Arxil, con solo una victoria y hasta diez partidos perdidos por diez puntos o menos, después de que los despachos posibilitasen el sueño de la preparadora de jugar en este escalón del basket patrio.
«Gran parte de haber jugado en esta competición ha sido por ella, de decir, vamos a jugar por Maite, como un homenaje a ella, porque siempre dijo que quería probar la categoría. Ahí, nuestra motivación fue también reivindicar que valemos para jugar aquí por todo el trabajo que hiciste por nosotras. Si Maite no nos hubiese dirigido en todo este tiempo, no hubiésemos sido el equipo que somos. Maite formó la familia del Arxil», contextualiza la pívot verde, que espera priorizar el baloncesto la próxima temporada para cumplir su sueño de ser jugadora profesional.
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