El conjunto verde ha logrado remontar una temporada que empezó muy cuesta arriba para todas
La entrenadora del Arxil, Maite Méndez dice que no hará una valoración de la temporada hasta que esta finalice. La filosofía del partido a partido hasta el extremo. Ha logrado, de nuevo, mantener al equipo en Liga Femenina 2 y posibilitado una segunda vuelta a años luz de la primera. Tan solo restan dos partidos para finalizar la temporada.
-Fue un inicio difícil el de esta campaña. ¿Se acostumbra uno a ello? ¿A saber que las ligas son montañas rusas?
-No, la verdad que no. Aún quedan dos jornadas además. Es cierto que hubo un cambio fundamental a mitad de temporada, pero uno aprende a saber que hay algunas circunstancias que nadie puede prever y que te llevan a determinadas situaciones. Es muy complicado saber que tendrás una lesión. No te acostumbras a eso, no hay manera.
-¿Y hay un truco para gestionar el estrés que ellos produce?
-Truco no hay. Se pusieron en marcha algunas ideas y funcionaron. Cimentar la defensa, el ataque… Pasar de la individualidad al equipo. En Liga Femenina 2, por mucho que destaques como jugadora, necesitas una buena orquesta detrás pues es muy complicado tocar la partitura. Hace falta equipo, coordinación.
-¿Hay que creer también en lo que uno hace? Tener fe en el equipo, vaya.
-Sí, claro. Es importante hacerlo. Creer en la gente que lleva años en esto, confiar en las personas al frente del equipo. En un equipo como el nuestro, en el que hay un bloque casero mermado este año tras la marcha de Ana Martín, pero que está ahí y que es parte importante del desarrollo del juego.
-¿Pusieron los árbitros la cosa más complicada de los que debería haber sido?
-No hablo de arbitrajes concretos, pero la puesta en marcha en septiembre de las nuevas reglas provocó un ambiente de bastante desconfianza entre lo que se hacía y lo que se hace. Fue difícil para todos. Quiero romper una lanza en favor de los árbitros porque no fue algo fácil, más bien desconcertante. Se favoreció un juego más veloz, pero hubo que adaptarse.
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA