La fisio que odiaba la canasta.
El tercer triunfo de la temporada para el Arxil lleva escrito su nombre con letras bien grandes, pero María Centeno, que anotó veintiún puntos en su último partido, rehúye el protagonismo y destaca el gran papel de todo el equipo. «Estoy contenta porque ganamos, si llegamos a perder pensaría que no estuvimos a buen nivel», afirma muy exigente con su rendimiento la alero que el pasado domingo provocó pesadillas a la defensa del Lima Horta Barcelona.
Aunque la joven ourensana lleva ya cuatro temporadas en las filas del Arxil y con un balón en sus manos desde que cumplió los diez, Centeno reconoce que cuando comenzó a jugar al baloncesto «no me gustaba nada». «Mis padres querían que hiciese algo de deporte y me metieron en baloncesto», recuerda Centeno. Muy pronto empezó a destacar en su equipo pero para ella eso era más un castigo que un orgullo. «Un día me convocaron para la selección gallega y mis compañeras, que también estaban seleccionadas, estaban muy contentas y yo lloraba porque no quería ir», revive ahora entre risas la jugadora del Arxil aquel episodio que no olvida.
Clave en su cambio de mentalidad fue su hermano. Un verdadero enamorado del deporte de la canasta que deseaba correr la misma suerte que su hermana. «No desaproveches esta oportunidad», le repetían en casa. Y no lo hizo, poco a poco el baloncesto fue conquistando el corazón de María Centeno y ahora ya no lo cambiaría por nada. «Al final me enganché», reconoce la ourensana que disfruta ahora de su deporte en el Arxil tras su ascenso por las categorías inferiores del C. D. Bosco.
Llegó a Pontevedra hace cuatro años para estudiar fisioterapia, carrera que está a punto de finalizar, y el cuadro verde le brindó una oportunidad única de compaginar su pasión por la canasta con los estudios. «En el Arxil hacen todo lo posible por ayudarte a compaginar los estudios o el trabajo con el baloncesto, por nada del mundo quieren que perdamos un día de clase o que faltemos al trabajo», elogia esta futura fisioterapeuta la filosofía de un equipo en el que todas las jugadoras son como una gran familia.
Unidas y si las lesiones no lastran a una plantilla corta como la del Arxil, María Centeno está convencida de que su equipo puede llegar lejos este año. Aunque prefiere no pecar de atrevida y hablar «cuando llevemos diez partidos», sostiene con cautela. «Este es el año de la incertidumbre porque tenemos buena plantilla pero todos los equipos se reforzaron muy bien», argumenta la alero sorprendida con algunos resultados que se están produciendo en este inicio de curso.
Con victorias tan trabajadas y celebradas como la del domingo, el Arxil tiene la moral por las nubes y están dispuestas a seguir creciendo.
Fuente: La Voz de Galicia